De sobra sabemos ya que nuestra casa, y en general nuestras cosas y espacios externos, son un reflejo de nostro@s mism@s, de nuestro estado interior, por eso no es de extrañar que nuestra casa hable sobre nosotros, sobre nuestras emociones y pensamientos. Pero, sabes realmente qué dice tu casa de ti y de tus emociones.

Es muy usual que en las reuniones surjan charlas sobre aquello que menos nos gusta ordenar; por ejemplo, hay quien no tiene problemas con ordenar la nevera, pero que por más que intenta, no logra organizarse con la colada. O hay quien pasa de ordenar sus papeles, pero que disfruta ordenando el armario.

Nuestra casa refleja nuestro carácter, así mismo lo hace aquello a lo que le damos prioridad o lo que dejamos para después. Y es que, una parte de nuestro orden interno se manifiesta en cómo usamos los espacios, qué tanta atención les ponemos y en cómo almacenamos nuestros objetos y pertenencias.

Partiendo de esta idea, nuestra casa puede actuar como una extensión del mundo emocional, aportando mensajes sobre lo que estamos viviendo y cómo lo estamos enfrentando.

Simbolismos emocionales

Una serie de investigaciones y trabajos realizados dentro de la Psicología Ambiental, han demostrado que la vivienda puede resultar algo más que un espacio habitado, puede ser considerada transmisora de información. 

Una casa representa un aspecto fundamental en la vida de sus residentes, es el espacio que organiza y facilita el día a día. La casa se convierte así, en un lugar vinculado con la historia familiar, con los valores y creencias, con la identidad, con las relaciones sociales y con la satisfacción y el agrado que todo ello aporta.

Asimismo, otro campo de investigación se ha enfocado a estudiar el simbolismo atribuido a los objetos y espacio. Los estudios interesados en este aspecto consideran que algunos objetos y espacios son vistos como simples herramientas, mientras que otros, sin embargo, se asocian a significados simbólicos como estatus, valores, ideales y emociones.

Es por esto, que a lo largo del tiempo se han podido atribuir distintos simbolismos a los hogares de las personas, y no solo lo estudia la psicología ambiental; también lo hacen la psicología de la percepción, la de los sueños, la arquitectura y en el Feng Shui. 

Gracias a estos estudios es posible asociar estos simbolismos con el estado emocional de las personas.

Algunos de ellos son:

  • La cocina como el lugar donde se transforma y obtiene la energía.
  • El baño como el centro de la higiene y la purificación.
  • Las habitaciones se asocian al lecho de nacimiento, pero también al descanso, la relajación y la privacidad.
  • El sótano se asocia al inconsciente, aquello que está presente pero que decidimos ignorar u olvidar.
  • La azotea se asocia a la cabeza y las facultades superiores de la mente.
  • Las ventanas suelen asociarse a los ojos, y en el plano metafísico, al alma.

Síntomas de una casa emocionalmente afectada

Gracias a estos simbolismos, se pueden asociar también situaciones o sucesos que tiene lugar en todos estos espacios, tanto que se pueden atribuir al estado emocional. Partiendo de hacer una analogía de nuestra casa con nuestro cuerpo, esto sería más o menos lo que nuestra casa está diciendo acerca de nuestras emociones.

  • Paredes que se descascaran. Convivir con paredes que se descascaran ya sea por humedad, falta de pintura, descuido, etc., puede ser un síntoma de fallas en las relaciones: discusiones, peleas, rupturas, conflictos; dentro o fuera de casa, incluso en el trabajo, pues recuerda que todo es un reflejo.
  • Humedades, goteras y pérdidas de agua, pueden ser síntoma de una pérdida de energía o un desgaste emocional excesivo.
  • Cerradura que se traban. Al ser la llave de entrada a distintos espacios de nuestra casa, esto puede ser un síntoma de estar dificultando el proceso en el que se presentan y nos mostramos antes nuevas oportunidades.
  • Acumulación. En general puede ser síntoma de resistirse a soltar, a dejar ir el pasado, a deshacernos de ciertas creencias que están frenando nuestra evolución, pero también hay teorías que analizan los distintos tipos de desorden y acumulación y si quieres saber más de ello puedes encontrarlo en este otro artículo.
  • Fallas o desperfectos eléctricos. Desde cambiar una simple bombilla hasta el cableado general de la casa, puede ser síntoma de desgaste emocional y energético, normalmente relacionado a la sobrecarga de estrés. También puede estar relacionado a la falta de claridad con la que se tratan de enfrentar algunas situaciones.

Cómo propiciar un hogar emocionalmente saludable

Como ves hay muchas señales que nuestra casa nos comunica y es importante tenerlas en cuenta no solo para tenerla bonita, sino porque puede ser un reflejo de nuestro estado interior y eso también requiere orden y cuidado.

  • Realiza chequeos diarios de tu estado de ánimo, es importante darnos unos minutos para analizar cómo nos sentimos, en qué estado está nuestra mente y nuestro corazón.
  • Cuida tus relaciones, tanto las externas como las relaciones entre las personas con las que vives. Un hogar debe ser un lugar que aporte paz a todos los que habitan en ella, si algún miembro se siente desconectado o afectado, por consecuencia, esto repercutirá en las emociones del resto.
  • Analiza tus rutinas y tu estilo de vida. El estrés, la falta de descanso, el desorden y la falta de tiempo afectan nuestras emociones, haciendo casi imposible que nos desempeñemos correctamente en nuestras actividades diarias.
  • Revisa tus hábitos, tanto de consumo como de vida, por ejemplo, las horas en las que comes, dónde lo haces, si realizas actividad física, tiempos de esparcimiento, diversión y descanso; una vida equilibrada es sinónimo de bienestar.

Una persona emocionalmente saludable, habita espacios saludables y los refleja. En la medida en que cuides de ti, todo aquello que vives y ofreces a los demás se verá reflejado a tu alrededor.

Fuente: La vivienda como símbolo de identidad personal y social. Un estudio sobre la personalización de los dormitorios como facilitadora de inferencias. Universidad de Castilla-La Mancha

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