En el blog anterior, ya hablamos sobre los síntomas de una casa enferma y por qué es crucial restaurar su salud. En este artículo, nos centraremos en cómo lograrlo.

Cómo curar una casa “enferma”

Nuestra casa necesita recuperar su vitalidad, permitiendo que el aire y la energía fluyan en perfecta armonía. Para este propósito, podemos llevar a cabo varias acciones:

Ventilar y dejar entrar la luz: Comencemos el día abriendo las cortinas y ventanas para dar la bienvenida a la luz del sol y permitir que el aire fresco revitalice nuestra casa. Esta simple acción renovará la energía en tu hogar, especialmente si ha estado en la oscuridad durante un tiempo prolongado.

Limpieza y reorganización: Dedica tiempo a eliminar la suciedad, incluso aquella que suele pasar desapercibida. Vacía cada habitación para una limpieza a fondo, cambia las sábanas, organiza tu espacio de trabajo y ordena tu armario. Mientras limpiamos y reorganizamos, también ordenamos nuestros pensamientos y emociones.

Cambia y renueva: Al igual que cambiamos nuestro aspecto personal para obtener una nueva imagen, podemos hacer lo mismo con nuestra casa. Si buscas un cambio más profundo, considera renovar la decoración, las cortinas o incluso el color de las paredes. Reorganiza tus muebles para mejorar la circulación y crear nuevos espacios. Un hogar transformado puede inspirar una actitud renovada en nosotros.

Desapego de lo innecesario: A veces, nos aferramos a objetos por razones emocionales o simplemente porque nos cuesta deshacernos de ellos. Sin embargo, liberarnos de objetos que ya no nos aportan valor y solo ocupan espacio es esencial para transformar nuestra casa y nuestra vida. Examina qué ropa no has usado en más de un año, qué decoraciones ya no te inspiran… Puedes donar, regalar, reciclar o vender estos objetos, pero lo crucial es aprender a soltar y comprender que tu vida puede seguir siendo plena sin ellos.

Repara lo dañado: La solución es sencilla: no postergues las reparaciones.

Actitud positiva: Para eliminar la energía negativa, es esencial llenar tu hogar con energía positiva. Pasar tiempo con amigos y familiares, jugar con tus hijos o mascotas, reír y bailar, todo esto contribuye a mantener un estado de ánimo positivo que facilita las tareas domésticas y te hace más feliz en tu propio hogar.