Es muy cierto que ser ordenado parte de un hábito, una acción aprendida que realizamos por costumbre, y que, si nos genera bienestar seguiremos repitiendo.
En Orden Studio reforzamos continuamente la importancia de adquirir este hábito e implementarlo en nuestro día a día, física y mentalmente, como una puerta a muchos beneficios que permean en todos los aspectos de nuestra vida.
Sin embargo, como otros aspectos, usos y costumbres, nada en exceso es bueno y muchas veces nuestros hábitos pueden ser los corresponsales de una manía, la cual puede llegar a convertirse en obsesión, una idea fija que nos provoca malestar, pues está totalmente peleada con nuestra consciencia.
¿Qué es una obsesión y qué la provoca?
Las obsesiones son ideas que nos perturban y a las que nuestra mente se aferra para evitar el temor y la angustia. Para que surja una obsesión, ésta debe estar asociada a algún evento o situación que genera cierta preocupación, entonces al llevar la actividad a la práctica (la que sea que nos obsesione) nos hace sentir menos preocupados; lo que no quiere decir que nos haga sentir mejor.
Para que un hábito pueda ser considerado como una obsesión, existen varias señales que debemos tener en cuenta:
- Son ideas repetitivas y recurrentes, es decir que aparecen o se llevan a cabo constantemente.
- Son involuntarias e incontrolables, aparecen de la nada y por más que intentamos deshacernos de ellas, no lo conseguimos porque se repiten constantemente.
- Son inconscientes, generalmente porque no nos damos cuenta de que existen o lo sabemos, pero no reparamos en el daño que nos hacen.
La ansiedad y el estrés son algunos de los factores que pueden llevarnos a generar una obsesión; otros detonantes son las mala experiencias, traumas de la infancia; cosas a las que nos aferramos porque pensamos que, si no hacemos tal o cual cosa, algo malo va a pasar.
Entonces, no es que una persona esté obsesionada con la el orden y la limpieza, sino que su obsesión por cierta idea o pensamiento le hace pensar que, al limpiar y ordenar de manera exagerada, todo estará mejor. Sin embargo, al estar en estado inconsciente solo estamos alimentando y empeorando los síntomas de la ansiedad, porque no estamos resolviendo el problema de fondo.
Es importante recalcar que no todas las obsesiones se consideran como patológicas. Hay situaciones que nos impactan tan intensamente en algunas etapas de nuestra vida, que nos llevan a generar determinada obsesión, pero que puede ir desapareciendo con el tiempo. Pero también están las que permanecen, y no sólo eso, sino que desencadenan otra serie de obsesiones.
Este tipo de obsesiones empiezan a interferir en nuestro día a día y a adueñarse de nuestra rutina, hasta el grado de no poder avanzar porque no hemos conseguido cumplir con la acción que debíamos realizar.
Aquí es donde aparece el famoso Trastorno Obsesivo Compulsivo, en el que las acciones que se realizan no están asociadas a la razón. Seguramente conoces o has escuchado a hablar de alguien que se lava las manos constantemente y de manera exagerada o de alguien que invierte horas ordenando las latas en la despensa para que queden colocadas con la etiqueta al frente.
Estas tareas recurrentes se realizan para eliminar los pensamientos atemorizantes, protegerse contra algo o asegurarse totalmente de que las cosas estén seguras, limpias o correctas de alguna manera.
Así, el orden y la limpieza, son obsesiones recurrentes en muchas personas (aunque existen muchas otras), debido a que al ordenar y limpiar sentimos que tenemos cierto control sobre nuestra existencia, aunque muchas veces esto no tenga nada que ver con los hechos que supuestamente podría desencadenar si no limpiamos u ordenamos.
Por ejemplo, podría ser que alguien pensara que, al no tener la casa en orden, toda la familia caerá enferma.
- Lo primero es intentar detectar el origen de la obsesión, si sabemos qué la provoca, podemos enfocarnos en deshacernos de ella.
- Busca ayuda, cuando nos acercamos a gente que conoce el tema puede ayudarnos a descubrir el origen de nuestra obsesión para aprender a controlarla o erradicarla.
- Mantén la mente activa con ejercicio, lectura, meditación, etc., esto te ayudará a alejar los malos pensamientos y la sensación de angustia.
- Toma conciencia de tus actos, entiende por qué haces lo que haces, para qué lo haces, así como la sensación que te genera.
Recuerda que integrar el orden en tu día a día debe ser un acto que te brinde paz y bienestar. Ordenar puede ser un acto que te libere del estrés y te dé tranquilidad para enfocarte en los aspectos más importantes de tu vida.
Ordenar sirve para mejorar tu vida, pero uno no debería vivir para ordenar.