Como es adentro, es afuera… Con frecuencia solemos pasar por alto nuestro desorden, lo justificamos pensando que así somos, que así es nuestra personalidad, que así nos lo enseñaron, sin embargo, muchas veces el aspecto de nuestros espacios desordenados o nuestra vida “externa” es un reflejo de cómo nos sentimos por dentro.
Si nuestra vida es un caos, si no encontramos lo que buscamos, si no hayamos la motivación para tener nuestra casa más ordenada o nuestro auto o incluso nuestras relaciones, a veces puede tratarse de algo que va más allá de un tema de personalidad.
El orden no solo es limpiar la casa
Cuando escuchamos la palabra desorden, solemos relacionarla con el mundo físico; la cocina, una habitación, un baño… pero existe también el desorden que no se ve.
Ese desorden muchas veces puede ser tan grande que nos impide llevar a cabo nuestras actividades diarias y la forma en cómo nos relacionamos con el mundo.
Un estudio realizado por la Sociedad para la Personalidad y Psocología Social (Socieaty for Personality and Social Psychology en inglés), reveló que las mujeres cuyos hogares describieron como más desordenados, eran también las que mostraban mayores niveles de depresión, describiéndolos como estresantes.
Por el contrario, aquellas con mejores niveles de cortisol y menos depresión, describían sus hogares como ordenados y reparadores.
¿Tiene sentido para ti?
El desorden mental y/o emocional pueden no verse, pero son tan agobiantes y dañinos como ver una habitación llena de cosas fuera de su sitio, pero como no lo vemos, no lo atendemos y lo confundimos como apatía, cansancio, falta de tiempo; cuando en realidad deberíamos estar analizando qué nos está pasando por dentro, qué es eso que no vemos y que no nos deja avanzar.
Ordena tu hogar interno, antes de ordenar tu casa
Prioridades. Una buena rutina de orden siempre incluye establecer prioridades y si tuviera que enumerarlas, diría que, en el camino hacia el bienestar, tu orden mental y emocional deben estar en primer lugar.
No hay modo de mantener una casa ordenada, si nuestro armario mental y nuestra habitación emocional están fuera de su sitio. Y ¿cómo lo identificamos?
Desorden emocional
Ocurre cuando no tienes claros tus sentimientos y/emociones, ni qué factores lo originan.
Las personas con desorden emocional pasan por una notable variación de estados de ánimo, algo así como vivir en una montaña rusa, y pasar de cero a cien (y viceversa) en un instante sin un motivo aparente o sin que el motivo corresponda con la intensidad de los sentimientos, es decir, podemos hacer de un problema no tan grave, una tormenta sin final que nos hace sentir mal cada vez por más tiempo.
Algunos de los sentimientos o emociones desordenadas pueden ser:
- Tristeza y apatía
- Intolerancia a la frustración
- Incapacidad para ser constante en el tiempo
- Desorden físico
- Problemas para relacionarse de manera positiva con el entorno
- Depresión y ansiedad
- Enojo
Desorden mental
No se trata de una enfermedad, sino de un caos de pensamientos en nuestra cabeza. Generalmente llenamos el armario de la mente con pensamientos negativos que con el tiempo se van volviendo más graves.
Puede ser algo que nos preocupa, puede estar relacionado con nuestros miedos (muchos de ellos irracionales), puede estar incluso relacionado a las noticias que vemos o la información que recibimos por redes sociales.
El desorden mental se atribuye a factores como miedo al cambio, miedo a ser olvidado o a olvidar, miedo a la carencia, miedo a soltar… Simbolizan además confusión, falta de enfoque, caos, inestabilidad y puede significar incertidumbre acerca de tus metas, tu identidad o lo que quieres de la vida.
Algunos síntomas o efectos del desorden mental pueden ser:
- Falta o exceso de sueño
- Preocupación extrema
- Miedo irracional
- Rumia mental
- Ansiedad y estrés
- Cansancio
De sobra está decir que tanto el miedo emocional como mental y hasta el físico se relacionan. Como mencionaba anteriormente, no es posible mantener un entorno saludable, si nuestro hogar interior está en conflicto.
Por eso es muy importante sanar; poner en orden nuestro cuerpo con el universo exterior es lo que nos ayudará a encontrar el equilibrio que tanto buscamos.
¿Cómo ordenar nuestros mundos?
- Hazte consciente del problema. Identifica de dónde viene el desorden, qué es eso que te está creando agobio o conflicto. Es algo que sientes, algo que piensas o algo que ves.
- Una vez que lo hagas consciente, identifica qué lo provoca. Quizá este paso no sea tan sencillo, pero un buen ejercicio es identificar los momentos en los que te sientes más cansad@, vulnerable, enojad@, etc. Al identificar estos momentos, puede ser más sencillo reconocer qué es lo que los detona. Claro que algunos sentimientos o pensamientos pueden venir de mucho tiempo atrás y necesites ayuda para clarificarlos.
- Una vez que has identificado que los detona, establece mecanismos de defensa. Esto quiere decir que, por ejemplo, te das cuenta de que algo que te causa ruido viene de las noticias que ves, por lo tanto, elige ver menos noticas, busca información adecuada en otros medios, limita las notificaciones del móvil, etc.
Si los pensamientos negativos te invaden, escríbelos en papel, graba un audio, contacta a alguien con quien puedas charlar.
Si te estresa el día a día, crea pausas de descanso, respiración o meditación.
A cada detonador que identifiques, puedes asignarle un “calmante”.
El orden, nuestra mejor medicina
Como ves, eliminar el desorden no es sólo un asunto de estética, sino de todo lo que vivimos y con lo que interactuamos, que afecta nuestra salud y la de nuestra familia, tan delicado que erradicarlo debe ser nuestra prioridad número uno.
La buena noticia es que, cuando logras identificar tu tipo de desorden, resulta más fácil saber qué medidas tomar para que las cosas no escapen a nuestro control.
No obstante, si crees que puedes sufrir este problema lo más adecuado es que acudas a un especialista para ayudarte a identificar el problema y tratarlo de raíz.
Recuerda también que un organizador profesional holístico, no solo te ayuda a ordenar tu casa, sino también a crear un equilibrio en todas las áreas de tu vida.