Quizá el término te suene algo extraño, la realidad es que la eudaimonía es un concepto muy antiguo que tiene su origen en Grecia.

El término viene de dos palabras griegas: eu, que significa bien o bueno, y daimon, una palabra que puede tener distintos significados. Para los griegos daimon se refiere a un espíritu guardián que vela por uno durante toda la vida; daimon también hace referencia a algo que es inconsciente y está fuera de nuestro control, y también significa algo que puede ser útil o perjudicial para un@ mism@.

De ahí que esta palabra se convirtiera en estandarte de muchos especialistas, psicoanalistas y filósofos, quienes en la antigüedad consideraban al daimon como lo más alto del ser. Aristóteles, por ejemplo, lo denominó como “el arte de vivir de manera virtuosa”, buscando la sabiduría, para desarrollar el potencial humano

Para Carl Jung, por otra parte, el daimon es el inconsciente mismo, el cual domina y dirige la vida de un hombre que no se ha individuado como un amo invisible.

Ya aterrizándolo un poco más a la vida normal, podríamos decir que la palabra eudaimonía suele traducirse como “florecimiento humano”, que se refiere a la capacidad de una persona para desarrollar todo su potencial y vivir una vida caracterizada por la alegría y el bienestar.

También suele traducirse como “prosperidad”. En este sentido, se refiere a la idea de que los seres humanos somos más felices cuando nos dedicamos a actividades acordes con nuestras aptitudes y talentos naturales.

¿Por qué profundizar sobre la eudaimonía es importante?

Lo que ocurre con la eudaimonía es que no se basa en factores externos, sino que proviene de nuestro interior. Así que, cuando decimos eudaimonía, estamos hablando de un estado interno de ser y no de cómo nos han enseñado que el éxito, la felicidad y la vida deben ser.

Estamos acostumbrados a entender la felicidad y el bienestar como algo que la vida nos debe y como algo que se obtiene a través de cosas como el dinero, las pertenencias, un mejor trabajo. Esta forma de pensar nos sumerge en un bucle sin fin, ya que al conseguir algo siempre queremos más.

Es por ello que es importante conocer al daimon, para hacernos conscientes de nuestras propias motivaciones inconscientes e integrarlo en nuestra vida. Sería lo equivalente a aprender a escuchar nuestro a corazón, a nuestra alma o a nuestro espíritu.  

Esta felicidad o daimon se cultiva a través de todo aquello que nos hace crecer como personas, que vive en nuestro interior y que, por consiguiente, al no depender de otros factores, es resistente al tiempo, a las complicaciones y a los problemas.

¿Cómo liberar tu daimon?

Hacer conscientes nuestras motivaciones internas requiere mucho trabajo, pero trabajar en cultura nuestro bienestar “eudaimónica” no es tan complicado si abrazamos el concepto y lo trasladamos a algo más tangible.

Pues, como lo hemos hablamos muchas veces ya en este blog, la felicidad, el bienestar y la armonía residen en nosotr@s mism@s, por eso es nuestra labor trabajar hasta conseguir que ese daimon sea liberado.

Para ello te invito a trabajar en estas áreas e ir descubriendo paso a paso tu propio florecimiento:

  • Vivir en el aquí y el ahora, dejando a un lado las expectativas acerca de lo que la vida debería de ser y cómo estarías mejor teniendo esto o lo otro. El ahora es lo que tienes y hay que aprender a disfrutarlo con todas sus ventajas y desventajas.
  • Reconocer las emociones, aceptarlas y entenderlas, haciéndolas conscientes para poder crear estrategias que te ayuden a hacer frente a las emociones negativas y preservar las positivas.
  • Fomentar momentos de alegría y actitud positiva, dándonos cuenta de aquellos momentos en los que mejor nos sentimos y cultivando una vida positiva en todos los aspectos: agradecer, cuidar nuestras relaciones, adoptar una vida sostenible y responsable, cuidar el ambiente, cuidar nuestro hogar, cuidar de nosotros.
  • Hacer conscientes los momentos en los que estamos teniendo actitudes materialistas, entendiendo qué es aquello que nos motiva a querer, a consumir, a comprar. Cuestionando el porqué de tener algo, si es necesario y realmente cumplirá una función en nuestra vida que nos hará sentir mejor a largo plazo, o si se trata simplemente de llevar un vacío o una satisfacción momentánea.
  • Mantener la positividad ante las complicaciones, ya que siempre las habrá y siempre se presentarán problemas, pero recuerda que el tamaño del problema se lo damos nosotros y el cómo resolverlo también.

Trabajando en tu felicidad

Ahora que conocemos un poco más sobre la felicidad eudaimónica seguramente nos daremos cuenta de que no es algo nuevo y de que probablemente ya estemos trabajando en encontrarla, por lo que no hay que olvidar siempre trabajar con un objetivo en mente: nuestro desarrollo personal. 

Te invito a trabajar en poner menos energía en aquellas cosas que solo nos hacen sentir bien a corto plazo y a poner más energía en tu ser. La autorrealización es la mejor manera de alcanzar la eudaimonía.