Para entender la diferencia entre amor y apego, debemos ir al inicio del todo. El apego es algo que experimentamos desde que nacemos; nacemos apegados a nuestra madre e inconscientemente nos aferramos a ella por un temor a lo desconocido. Sin embargo, cuando somos pequeños, sentir apego es algo completamente normal e incluso tiene diversas funciones.
Por un lado, nos ayuda a generar un estado de seguridad que nos permite explorar, conocer el mundo y relacionarnos con él, y por otro, es fundamental para el desarrollo psicológico y la formación de la personalidad en el futuro de cada persona.
Es conforme vamos creciendo que, en la teoría, aprendemos a desapegarnos y a establecer un vínculo normal y sano con nuestra madre.
Sin embargo, ese apego no solo existe entre la madre y el recién nacido, sino que a medida que vamos creciendo, formamos nuevos apegos, consolidamos muchos otros y los perdemos también, pues el apego es la manera que tenemos los seres humanos de vincularnos con otras personas y, en general, con todo lo que nos rodea.
¿Cómo se relaciona el apego con nuestro orden emocional?
Aquí es donde empieza la dificultad para notar la diferencia entre amor y apego. Esa misma seguridad y tranquilidad que sentimos al estar apegados a nuestra madre, podemos llegar a sentirla por alguien o por algo más, pues es al estar apegados a estas personas o cosas que generamos un estado de bienestar.
Pero hay que estar muy alertas, pues este estado de bienestar puede ser ilusorio, es decir que el apego puede no ser positivo en todos los sentidos, ya que, aunque creemos sentirnos bien, en realidad estamos atribuyendo nuestra tranquilidad y calma a una entidad externa, por lo que cuando esa entidad externa desaparece, el vínculo se rompe y esto puede llevarnos a un estado emocional inestable.
Al mismo tiempo, mientras mostramos apego por estas personas o cosas, empezamos a generar desórdenes emocionales como falta de autoestima, inseguridad, desconfianza… sentimos que, al estar lejos de estas personas o cosas o no tenerlas, la vida no va bien y no tenemos control de nada, por lo que nos aferramos aún más.
El apego se ha convertido en un vínculo negativo que fácilmente confundimos con afecto o amor: “Te amo tanto que no puedo dejarte ir, porque si te vas me deprimo”. La realidad es que no amamos tanto a esa persona u objeto, apreciamos la supuesta calma que nos hace sentir, porque de no estar tendríamos que enfrentarnos a todos nuestros miedos.
El apego se convierte en una necesidad emocional, más que en un afecto sincero.
¿Cómo podemos establecer la diferencia entre amor y apego?
Pareciera que hay una delgada línea que divide estos dos sentimientos, pues ambos están destinados a generar vínculos, sin embargo, la diferencia entre amor y apego es más sencilla de ver de lo que pensamos.
Es verdad que el amor también puede tener sus altibajos, y no siempre todo es color de rosa, pero, si se trata de afecto o amor verdadero, difícilmente llegará a generar un desorden emocional.
Apego es el nombre de esa relación que se sostiene solo por miedo, inseguridad y costumbre.
¿Cómo podemos distinguir la diferencia entre amor y apego?
- El amor/afecto fomenta el crecimiento, el apego lo obstaculiza
Si hablamos de relaciones humanas, el afecto sincero entre dos o más personas hará que crezcan y cumplan sus objetivos de manera individual, pero en conjunto, fomentando la libertad de expresión, la superación y celebrando cada logro. El amor nos hace sacar lo mejor de nosotros mismos, y la hacerlo, estamos también impulsando al otro a ser una mejor persona.
El apego, por el contrario, genera dependencia innecesaria. Uno no hará lo que el otro no quiera, diga o en lo que no esté de acuerdo. La persona dependiente poco a poco va demandando más y más tiempo, tu atención, afecto… sin importar las propias necesidades del otro.
Si hablamos de cosas, funciona exactamente de la misma manera, por ejemplo, generamos un apego a cosas, que de no tenerlas no podemos avanzar. Por ejemplo, tenemos la oportunidad de conseguir un mejor empleo, pero eso implica cambiar de casa; estamos tan apegados a nuestra casa porque allí crecimos y es donde están todos nuestros recuerdos, que decidimos rechazar el empleo y preferimos quedarnos en uno que quizá no nos gusta y con peor pagado, pero con la casa, ¡cómo si no hubiera más casas en las que pudiéramos generar nuevos momentos!
- El amor es desinteresado, el apego es egoísta y ególatra
Cuando el afecto es sincero, no nos interesa sacar provecho de nada. Nos sentimos felices tan solo de poder dar afecto y cariño a alguien o algo más. Damos sin esperar nada a cambio, tampoco esperamos que la otra persona haga más por nosotros, pues nos sentimos agradecidos de contar con su presencia. Y lo mismo con las cosas, nos sentimos satisfechos con lo que tenemos porque lo valoramos y sabemos que no necesitamos nada más para estar bien.
El apego, sin embargo, nos exigirá más de lo que podemos dar. Exigirá más tiempo, más cariño, más atención, más de todo sin tener en cuenta nuestras necesidades y capacidades emocionales.
- El amor nos libera, pero el apego nos controla
El amor nos permite ser nosotros mismos y dejar que los demás sean, porque queremos ver a esa otro persona feliz y realizada. El amor requiere seguridad y confianza, pues esto permitirá que cada una de las personas de en la relación puedan alcanzar su máximo potencial.
Si tenemos afecto por un objeto, sabremos reconocer las ventajas de poseerlo, el bienestar que nos genera, pero igual sabremos reconocer cuando es tiempo de dejarlo ir sin miedo y sin pesar, agradeciendo cada minuto que nos dio de felicidad o los beneficios de los que gozamos mientras estuvo con nosotros y nos ayudará a valorar el resto de las cosas en general.
El apego no nos permite ser nosotros mismos, nos limita, nos detiene, nos obstaculiza. Somos lo que el otro quiere que seamos, nos adaptamos a sus necesidades, su forma de vida, sus reglas, ya que el apego necesita tener el control a través de la manipulación. El apego es acerca de instrucciones y reglas mientras que el amor es sobre confianza, inspiración y cuidado.
Y no solo sucede con las personas, podemos llegar a sentir apego por un objeto a tal grado que nos sentimos fuera de nosotros mismos si no lo tenemos. Pensemos, por ejemplo, en el móvil, un objeto que usamos a diario y que puede llegar incluso a controlar nuestras vidas; no dormimos si no lo tememos cerca, nuestro orden emocional se altera si se rompe o se descompone o si tenemos que dejar de mirarlo por un par de horas. El apego va más allá de nosotros y raya, a veces, en la exageración.
Se parecen mucho, pero no son lo mismo
Entonces, pueden parecerse mucho, pero la diferencia entre amor y apego es más clara de lo que a veces queremos ver, pero es muy simpe: un vínculo afectuoso basado en el amor y cariño es de respeto y superación personal; un vínculo basado en el apego, es un lastre que nos limita para liberar todo lo bueno que podemos ser.
Tú, ¿sientes amor o apego?
Por favor agradezco los 5 puntos claves
Aquí los tienes Karina.
https://www.ordenstudio.com/5-puntos-clave-para-practicar-el-desapego-el-camino-hacia-tu-orden-interior/
Es otro artículo que estaba en nuestro blog.