Según la Fundación Internacional de Desórdenes Compulsivos en Estados Unidos, 1 de cada 4 pacientes de TOC son acumuladores.
Los síntomas de acumulación pueden ser leves, o pueden ser muy graves, sin embargo, los especialistas de la Clínica de Trastorno Obsesivo Compulsivo han detectado que un paciente tarda hasta 7 años en acudir al médico, sobre todo por miedo a que lo internen. Aun así, en México ese trastorno ocupa el cuarto lugar en demanda dentro de los servicios psiquiátricos del país.
En algunos casos, los trastornos obsesivos compulsivos se padecen desde la infancia, pero se hacen evidentes hasta la edad adulta. Aunque los síntomas pueden desaparecer, explican los especialistas, persisten en la mayoría de los pacientes y pueden modificarse con el tiempo.
Según una definición de la American Psychological Association (APA), las compulsiones son los actos repetitivos que realizan las personas para disminuir la ansiedad generada por una obsesión, y que pueden ir desde hacer la misma tarea varias veces al día, hasta guardar objetos.
El origen del padecimiento aún está en discusión entre la comunidad científica, en general, la aparición de trastornos obsesivos compulsivos se relaciona con la combinación de factores genéticos, ambientales y del desarrollo.
El síndrome de Diógenes y la falta de contacto
Una forma en cierto grado agravada de este trastorno es el síndrome de Diógenes, que se diagnostica a aquellos pacientes que “además de acumular cosas, se niegan a tener contacto con otras personas”, explica el doctor en neurología, Eduardo Calixto González, del Departamento de Neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría.
En 1975 se llamó así a este padecimiento por Diógenes de Sinope, filósofo griego famoso por promover un modo de vida austero y renunciar a todo tipo de comodidades.
Las investigaciones en torno a este síndrome iniciaron formalmente en el 2000 y en la actualidad se cree que poco más del 2.5% de la población mundial lo padece.
“Imagina que la mente se atasca en un pensamiento o en una imagen específica. Ese pensamiento se repite una y otra vez, independientemente de lo que hagas, es decir que el sistema de alerta en tu cerebro no está funcionando correctamente”, dice el doctor Eduardo Calixto.
¿Cómo se pueden tratar los trastornos de acumulación?
Aunque pudiera pensarse que limpiar la casa de una persona con este trastorno sea de gran ayuda, en realidad es una causa perdida.
“Los intentos de limpiar ‘a fondo’ los hogares de personas que acumulan sin tratar el problema subyacente suelen fallar. Las familias pueden pasar horas y gastar miles de euros en limpiar un hogar sólo para descubrir que el problema se repite, por lo general a los pocos meses. Los acumuladores cuyos hogares se limpian sin su consentimiento suelen experimentar una angustia extrema y pueden apegarse aún más a sus posesiones. Esto puede conducir a un rechazo de ayuda en el futuro”, de acuerdo con la Fundación Internacional de Desórdenes Compulsivos.
Quienes padecen este trastorno normalmente pasan por una intervención cognitiva que se basa en la motivación del paciente para enjuiciar sus obsesiones, y una psicoterapia cognitivo-conductual que ayuda a que el paciente sea capaz de controlar su pensamiento y restablezca la funcionalidad. También se incluyen técnicas de relajación combinadas con medicamentos.
Los médicos y las personas que rodean a los pacientes, apunta el doctor Lara, no deben olvidar que la ansiedad se produce por la duda “esa incógnita de saber dónde estarán esos objetos o el preguntarse: ‘¿si los llego a necesitar y no los tengo?’”. La acumulación se trata como una adicción.
Si conoces algún caso en tu entorno, o sospechas de alguien que pudiera padecer este tipo de trastorno a tu alrededor, siempre lo primero es ponerte en contacto con un profesional del sector médico-social o acudir a un Professional Organizer quien te guiará para poder ayudar a esa persona.