La diferencia entre ahorrar y acumular dinero puede ser mínima, ya que, claramente, ahorrar es una acción de prevención necesaria que debemos considerar si queremos tener una estabilidad financiera en cierto periodo de tiempo; sin embargo, en el dinero, como en muchas otras cosas, podemos caer en la acumulación perjudicial.

¿Cómo puede ser esto? Es algo muy similar a coleccionar o acumular, donde lo más importante es la intención que se tiene al guardar las cosas, es decir, cuando tenemos un por qué y un para qué.

Ahorrar puede ser un acto positivo y productivo cuando tenemos un propósito y objetivo en mente, el cual puede ser a corto o medio plazo; por ejemplo, una familia puede empezar a ahorrar para salir de vacaciones en el año, o bien unos padres pueden crear una cuenta de ahorros para cubrir el coste de la educación de sus hijos; ahorramos para comprar una casa, para comprar un coche… estos objetivos tienen una intención productiva y benéfica, así como lo puede ser ahorrar para la jubilación.

Pero cuando se trata de “ahorrar” simplemente por el hecho de acaparar recursos financieros sin saber para qué vamos a usarlos, puede hacernos caer en una acumulación negativa que, generalmente, tiene efectos perjudiciales, afectando nuestra vida y la de los que están a nuestro alrededor.

¿Por qué no es bueno acumular dinero?

Acumular dinero no tiene otro motivo más que el de tener dinero. No se sabe para qué ni por qué se tiene, tampoco no hay una meta prevista, ni una intención de gastarlo para hacer una mejora o regalarnos un placer.

Por este motivo, las personas que suelen acumular dinero tienden a renunciar a necesidades básicas y a gustos personales con tal de sumar un poco más de dinero al que ya tienen. Prefieren renunciar a cosas como un seguro médico, abaratar costes en dentistas, hacer reformas mediocres e incluso hacer las cosas por sí mismos con tal de ahorrarse unos céntimos. 

Aunque en un principio puede causar una satisfacción, ésta no dura mucho, pues a la larga descubrimos que ese seguro médico nos podía haber ayudado en una urgencia o que ese remedio casero que hicimos en la cocina está causando más problemas que si hubiésemos acudido a un experto que nos asesorar de forma adecuada.

Este mismo acaparamiento puede causar problemas en la vida social de las personas, pues muchas de ellas evitan salir con tal de no gastar y se ganan una mala reputación. Y es muy probable que estas personas que suelen acumular dinero sean acumuladores de muchas otras cosas más, pues su necesidad viene del hecho de tener sin importar para qué lo tienen, generando un estado de bienestar ficticio. 

¿De dónde vienen estas creencias?

La creencia de cumular dinero tiene un origen muy antiguo pues sabeos que para poder realizar todas nuestras actividades diarias se necesita dinero, trabajamos para que nos den dinero y con ese dinero pagar cosas necesarias como comida, casa, transporte, etc.

Sin embrago, acumular dinero puede estar relacionado a varias cosas, desde una carencia económica en algún momento de la vida, hasta preocupaciones ocasionadas por problemas similares a los que nos hemos enfrentado recientemente con la pandemia, como tener dinero guardado por si acaso. 

“Por si acaso me echan del trabajo”, “por si acaso llega un virus y pierdo mi empleo”, “por si acaso me enfermo y necesito medicinas…”. La realidad es que, aunque todos esos por si acaso puede suceder, también hay probabilidades de que nunca sucedan y entonces nos perdemos vivir el aquí y el ahora, incluso limitando nuestra forma de vida, por algo que no sabemos si pasará.

Sea cómo sea, encontrar el motivo de esta acumulación, como en todos los casos, nos ayudará a resolverlo de manera mucho más sencilla.

Cambio de pensamiento: invertir mejor que gastar

Como en otras ocasiones os he comentado, despejar nuestra vida de objetos que no necesitamos y liberar espacio, ayudará a que nuevas cosas entren en ella. Pues lo mismo pasa con el dinero, su naturaleza normal es que fluya. 

El dinero se mueve constantemente: va de mano en mano, se presta, se gasta, se dona, incluso se regala, y esto es porque su razón de ser es funcionar como una moneda de intercambio que, en su mejor versión, nos lleve al crecimiento.

Con un uso responsable del dinero se crean proyectos y se realizan cosas que nos dan placer y esto es porque, aunque muchas veces no lo hacemos conscientemente, estamos invirtiendo el dinero en nuestra felicidad. 

Si dejamos atrás nuestras creencias de que gastar el dinero, así como no tenerlo es malo y que en lugar de gastarlo lo estamos invirtiendo, estamos creando un ciclo de abundancia.

No estoy gastando mis ahorros en un viaje, estoy invirtiendo en mi bienestar, mi descanso y mi relajación. No estoy gastando en un seguro médico, estoy invirtiendo en mi tranquilidad, la de mi familia y en mi salud.

Si nos aferramos al dinero y a la idea errónea de que tener mucho dinero acumulado nos hace felices, nos estaremos perdiendo de la verdadera satisfacción que brinda poderlo invertir en todo aquello de verdad nos hace felices.