No es nada extraño que cuando conozco gente por primera vez, descubra que se sienten incapaces de disfrutar de tiempo en sus hobbies y actividades a menos que tengan todo su entorno completamente ordenado y libre de caos. Se sienten como si hacer las cosas buenas de la vida fuese una recompensa por todo el trabajo duro realizado; y por tanto, si todavía hay cosas por hacer, no hay libertad para poder disfrutar.

Podría parecer que va en contra de la intuición, pero ser creativo y hacer aquello que nos gusta es lo que realmente nos hace crecer y nos alimenta. Estos hobbies nos recuerdan lo que somos y nos acercan a nuestros sentimientos de haber conseguido cosas. Pueden ser al mismo tiempo relajantes y nos proveen de esa energía tan necesaria para recargarnos las pilas con nueva energía que nos haga continuar hacia otros objetivos. Todos necesitamos un buen equilibrio de trabajo, descanso y diversión en nuestras vidas.

Emplear una hora o más a la semana en nuestra actividad favorita (hacer manualidades, leer un libro, preparar un postre, dedicarse a la jardinería, cantar o cualquier cosa que sea que te divierta realmente) puede suponer una gran diferencia en mejorar cómo te sientes y mejorar tu actitud para acometer el esfuerzo necesario que supone enfrentarse a esa pila de papeles por gestionar que te espera.

¿Qué puedes hacer esta semana que haga cantar a tu corazón?