Puedes cambiar tu vida.

Hoy queremos compartir con vosotros el testimonio sobre un trabajo que ha sido una experiencia absolutamente increíble por su complejidad, profundidad y resultado.

Este caso lo hemos realizado a distancia con sesiones de Skype estando nosotros en A Coruña y nuestra clienta en Lleida(Lérida).

Esta semana tendréis las fotos de todo este proyecto en la web por si queréis ver el grandísimo esfuerzo que ha llevado a cabo esta maravillosa mujer.

Viernes, 2 de diciembre del 2016. Hoy he tenido charla con Adelaida… Cada vez que hablamos me siento con más fuerza y capaz de hacer lo que nos propongamos.

Tras muchos años de acumulación, de no haber tenido facilidad por el orden, y al encontrarme en una situación que ya me era insoportable, decidí buscar ayuda.

Busqué a gente en mi ciudad que pudiese ayudarme y compré algún libro, pero no avanzaba y casi cuando mis esperanzas se iban a desvanecer, Adelaida de Orden Studio se puso en contacto conmigo y tras estudiar mi caso decidió que me iba a ayudar. Ella de Galicia y yo de Cataluña, y aunque nos separan más de 800 Km gracias a Skype, nuestra voluntad, y el gran trabajo de Adelaida conseguimos poner orden en mi hogar.

Cuando empezamos el trabajo de reorganizar mi hogar he tenido muchos momentos de bajón y de bloqueo, de no saber qué hacer, y eso que estaba muy motivada, pero el contacto con Adelaida a través de Skype, me daba la energía necesaria para continuar. Siempre estábamos en contacto de alguna manera u otra, eso me ayudó mucho a no sentirme sola. Los mejores momentos para ponerme a ordenar fueron precisamente, durante las primeras horas o primeros días tras hablar con ella. Con Orden Studio no desistí en el trabajo de reorganizar mi hogar puesto que Adelaida siempre se mantenía en contacto conmigo y me hacía entender la importancia de seguir con el proceso, sus mensajes motivadores, la atención continuada, su mirada no critica sino resolutiva, su apoyo incondicional, su comprensión, su entusiasmo al ver mi esfuerzo siempre me hizo sentir que no estaba sola en el proceso, y por supuesto nunca me sentí juzgada por haber llegado a la situación que para mí fue límite. Me sentí muy apoyada por Adelaida, casi como si hubiésemos sido amigas toda la vida, sentí como se entregaba al 100% en esta labor y su preocupación por conseguir que llegase a nuestro objetivo final.

Aunque en un principio pensábamos terminar pronto la tarea de ordenar toda la casa, no fue así. La reincorporación al trabajo me quitaba muchísimas horas que podía aprovechar para ordenar, entonces tuve que centrar mis horas de trabajo en otros momentos en los que mis pequeños no estuvieran activamente en casa. Así que, entre niñeras, abuelos, tía, marido y las noches que son muy largas, me fui organizando. Así mismo, la gran adaptabilidad de Adelaida para encontrar el momento preciso para realizar la sesión por Skype. Todo el proceso de orden lo hicimos por Skype, algunos WhatsApp y correo electrónico. Al principio pensaba que nos iba a costar bastante, pero Adelaida enseguida lo captaba todo y en un momento me tenía organizando las habitaciones, la cocina o el lavabo. Siempre fue muy agradable y comprensiva, entendía mi situación desde el principio y enseguida conectamos. Sentí un apoyo muy grande y siempre se adaptó a mi ritmo de vida familiar, siempre encontraba un momento para que pudiésemos conectar y hacer una sesión por Skype y así seguir con la labor.

Cuando hice la primera noche de faena, me di cuenta de lo que realmente estaba fallando y de lo que tenía que hacer. Hasta entonces no entendía porque fallaba siempre en mi empeño por tener la casa ordenada y cada cosa en su sitio. El exceso, acumulación y la poca disciplina que había tenido en cuanto a orden se hizo cada vez más insoportable… Con la llegada de mis pequeños, las cosas se fueron acumulando cada vez más. Más juguetes, ropa, libros, trastos… además de los apuntes de clase, y todo se me fue de las manos. La sensación de caos, de no saber dónde tenía los papeles de mis hijos, los libros del médico, la ropa de los niños, mis apuntes, … me resultaba cada vez más y más insoportable.

Intenté poner remedio al desorden buscando por internet libros, pero no me sirvió puesto que necesitaba alguien que me hablase, me guiara, me acompañara en el proceso como Orden Studio/Adelaida, ya que yo no sabía cómo hacerlo. Cada persona es diferente y vive cada situación a su manera, y con alguien que te escucha, te entiende y te acompaña es más fácil que solamente leyendo un libro de orden. Quizás a algunas personas les sirviera, pero en mi caso no era suficiente.

A nivel interno cada vez que me disponía a realizar la tarea, empezaba con mucho entusiasmo. ¡Por fin tenía a alguien a mi lado que me podía guiar y que sabía y entendía lo que yo estaba viviendo! ¡Era muy emocionante! Pero cuando ya llevaba horas ordenando, seleccionando, desechando, sentía una mezcla de asombro, disgusto, frustración, odio, rabia, … al ver cómo había podido acumular todo y no haberme organizado antes. Y a la vez también sentí comprensión, liberación, alegría y alivio.

Adelaida encontraba los momentos para animarme y para darme pequeños empujones para no estancarme, y a la vez, también respetó mis tiempos de reflexión, en los que necesité ir más lenta. Hubo zonas de la casa que me costaron más que otras, en algunas te quedas más bloqueada y en otras avanzas más deprisa. ¡Cuando empiezas a tener los ambientes más ordenados la sensación es de espacio, casi como de libertad! Empezaba a tomar consciencia del momento, a darme cuenta de algunos aspectos de mi vida que no había prestado atención y que empezaba a ver con más claridad. A estar un poco más tranquila y a ser más tolerante con los demás, pero también conmigo misma.

Cuando de repente entras en una habitación y te das cuenta de que ya no está como antes y que incluso cada día está más ordenada, no tiene precio. El corazón te da un vuelco. – “No me acordaba que estaba así! ¡No me acuerdo de cuando la he ordenado! Entras en una rutina que interiorizas de tal forma que actúas sin pensar y casi sin darte cuenta. La sensación es increíblemente agradable.

Ahora cada cosa tiene su sitio y cada actividad su espacio y esto hace que todo este ordenado y que todos disfrutemos de cada rinconcito de la casa. Antes no quería vivir en este piso, ahora me siento a gusto y me apetece mucho disfrutar de este hogar.