Todas las personas experimentamos distintos tipos de emociones, algunas muy básicas y las más fácilmente reconocibles como la alegría, el enfado y la tristeza; y otras un poco más complejas, conocidas como emociones autoconscientes y que no siempre identificamos como la templanza, el resquemor o la obnubilación.
Estas emociones se relacionan con el creciente sentido del yo, de la autoconciencia, de la relación con otros y de la adaptación a las normas, esto quiere decir que las vamos aprendiendo conforme vamos creciendo y nos vamos dando cuenta y adaptando a nuestra realidad.
Asimismo, cada persona tiene distintas formas de sentirlas, interpretarlas y manifestarlas, y son ellas las que nos ayudan a enfrentar determinadas circunstancias de nuestra vida con mayor o menor éxito.
Las emociones tienen al objetivo de avisar o hacer notar a nuestro organismo cuando se presenta algún cambio, preparándonos para reaccionar a los acontecimientos inesperados que ocurren alrededor nuestro y pueden ser tanto positivos como negativos. Por ejemplo, si no sintiéramos emociones sería muy difícil reaccionar, como cuando se presenta un peligro y sentimos miedo, si no lo sintiéramos estaríamos expuestos al riesgo de sufrir un accidente o incluso la muerte.
Las emociones están presentes en todas las etapas y momentos de nuestro día a día, por eso es muy importante conocerlas, identificarlas y reconocerlas, pero sobre todo permitirnos sentirlas. En la medida que aprendamos más sobre ellas y cómo nos afectan, entenderemos qué es lo que las provoca y podemos reaccionar de mejor manera ante las situaciones que se presentan.
Desde siempre se nos ha enseñado que algunas emociones es malo sentirlas y empezamos incluso a reprimirlas, la realidad es que permitirnos sentir nuestras emociones nos ayudará a contextualizarlas, priorizarlas, interpretarlas y asumirlas, haciéndonos cada vez más consientes
“La Inteligencia Emocional nos permite manejar nuestras emociones, ajustarlas, equilibrarlas y armonizarlas, para responder adecuadamente en cada situación vital. Esa inteligencia en el manejo de nuestras emociones es una capacidad que nos permitirá del desarrollo pleno de nuestras habilidades, facilitándolas o interfiriéndolas, cuando nos inunden y bloqueen”.*
Conocer, reconocer y hacernos conscientes de nuestras emociones nos ayudará a SENTIR de manera más equilibrada, PENSANDO antes de actuar. La forma como PENSEMOS, será la forma como nos SINTAMOS; y como nos sintamos determinará nuestra manera de ACTUAR.
A continuación, os comparto una lista de la A a la Z de muchas de las emociones que experimentamos constantemente para que podáis identificarlas y reconocerlas, de este modo podréis empezar a relacionar vuestras reacciones a ellas y saber cómo reaccionar cuando se presenten.
¡Siente lo que vives!
*Instituto de la Felicidad