Nadie se casa pensando en divorciarse. Cuando nos casamos prometemos que será en las buenas y en las malas y para siempre.

Sin embargo, las cosas no siempre salen como lo habíamos previsto y como sucede con muchas otras cosas, tenemos que pasar por un  proceso.

El del divorcio es quizá uno de los más largos, ya que no empieza en el momento en el que decimos “quiero el divorcio”, sino mucho antes con las diferencias, las discusiones, los conflictos y las peleas hasta que llega el doloroso momento de tomar la decisión.

Este proceso al igual que otros, depende de cada persona y de las circunstancias. Habrá quienes decidan de mutuo acuerdo que es lo mejor y entonces se convierte en una liberación.

También están aquellas parejas que no lo deciden en conjunto, sino que uno quiere separarse y el otro no, o los que se divorcian en situaciones de conflicto. Esto supone el inicio de una montaña rusa de emociones, generalmente, dolorosas.

De ser este el caso, el divorcio se convierte en una etapa de mucho sufrimiento y las emociones que pueden surgir son tan intensas que cuesta trabajo recuperar un ritmo normal de vida.

Dependerá de la salud mental y nivel de inteligencia emocional de cada persona el tiempo que dure este proceso de recuperación. Pero la buena noticia es que puede superarse.

Etapas emocionales

post: etapas del divorcio

Aunque recalco que cada persona vive sus propios procesos de manera distinta, como en cualquier duelo, existen etapas por las que la mayoría de las personas pasan.

Es importante conocer las etapas del divorcio, conocerlas y reconocerlas… tomar conciencia de ellas para, poco a poco, ir sanando.

Etapa de trauma o shock

Es el inicio de la montaña. Sabemos que algo pasó, pero aún no somos capaces de reconocerlo. La mente puede llegar a generar una especie de mecanismo de defensa en la que pretendemos que no nos importa, llegando incluso a momentos de insensibilidad.

En esta etapa estamos como aturdidos, anestesiados… no parece ser real. Puede durar varias horas, días o hasta semanas, pero no tardamos mucho en caer en cuenta que la relación ha terminado.

El caos emocional

Entramos en una etapa de sube y baja. Es cuando empezamos a tomar consciencia de todo lo que implica el divorcio y la manera en que afecta o transforma todos los aspectos de nuestra vida, desde el emocional, hasta el financiero.

Durante este periodo los estados emocionales cambian de manera radical; pasamos de la ira a la tristeza, de la tristeza a la alegría y de la alegría a la depresión constantemente, sin un orden lógico.

Cada una estas emociones puede durar horas, días, semanas o meses y en un mismo día podemos estar, por ejemplo, enojad@s, tristes, content@s y otra vez enojad@s.

Esta falta de control y estabilidad emocional es normal, cualquier comentario, imagen, recuerdo o pensamiento puede despertar una emoción intensa sin que sepamos si quiera de donde vino.

Reconstrucción de la identidad

Entramos en una etapa de aceptación, si bien el dolor persiste, los momentos de calma son mayores y empezamos a pensar en el futuro y en todas las posibilidades.

Empezamos a organizar nuestra nueva vida. Se retoman aficiones olvidadas, vemos gente con la que habíamos perdido contacto, conocemos nuevos lugares y comenzamos a hacer planes. Los especialistas afirman que este proceso es muy similar al de una segunda adolescencia, en la que nos redescubrimos como personas.

Los riesgos durante esta etapa de recuperación, sin embargo, son varios, ya que muchas de estas decisiones están basadas en las emociones, lo que nos lleva a tomar decisiones sin pensar.

Por ejemplo, muchas de nuestras conductas pueden tener como finalidad perjudicar o molestar a nuestra expareja, sin darnos cuenta de que, a la larga, pueden tener resultados negativos para nosotros.

El YO consciente

Entramos en la etapa de sanación. Nuestra expareja deja de estar presente emocionalmente en nuestras vidas y recuperamos la tranquilidad; dejamos de mirar hacia el pasado y tenemos un pensamiento positivo respecto al presente, así como una visión de todo lo que podríamos hacer en el futuro.

Recuperamos la habilidad de tomar decisiones esta vez centradas en nuestro bienestar; empezamos a ver el divorcio como una oportunidad y no como un fracaso y a partir de esto reconstruimos nuestro ser.

¿Cómo sobrevivir a cada una de las etapas del divorcio?

Superar un divorcio no es sencillo, nadie nos prepara para ello. Sin embargo, es un proceso que puede ser tan corto o largo como nosotros queramos, y también depende de nosotros cómo es que queremos afrontarlo.

A continuación comparto algunos consejos que pueden ayudarte a empezar este proceso de recuperación a través de las etapas del divorcio:

  1. Reconoce y acepta los cambios en tu vida, independientemente de si la decisión de divorciarte fue o no tuya.
  2. Date el tiempo que necesites para recuperarte. No fuerces la recuperación y permítete ir paso a paso, a tu ritmo.
  3. Evita en lo posible, lugares, situaciones o personas que te provoquen recuerdos dolorosos.
  4. Rodéate de personas y relaciones positivas que sean parte de tu nueva identidad.
  5. Realiza actividades que te pongan de buen humor.
  6. Infórmate y habla sobre ello. Conoce otras experiencias, pero no compares la tuya con las de los demás.
  7. Pide ayuda, si crees que es necesario acércate a un profesional.

Recuerda que, sea como haya sido, si tomaste tú la decisión o no, empiezas una etapa de recuperación hacia un nuevo mundo lleno de posibilidades. Atrás deben quedar los conflictos, las discusiones, el desgaste… esta nueva relación es contigo y debe ser la mejor que hayas tenido nunca.