Llegaron las vacaciones de verano y los niños están más tiempo en casa de lo normal, lo que significa diversión y CAOS. Los niños pueden ser especialistas en desordenar la casa en solo unos segundos lo que te convierte a ti en una recogedora de desastres durante 24 horas al día, entonces ¿realmente vacaciones para quien?
Para que esto no suceda es muy importante, como siempre os digo, aprovechar el tiempo y las vacaciones pueden ser un momento ideal para enseñar a tus hijos a ser ordenados. Invertir algunas horas al día o a la semana a esto, tiene grandes beneficios para los padres y para el futuro desenvolvimiento de sus hijos.
¿Por qué es importante?
Iniciar a tus pequeños en las tareas del orden es fundamental no solo para mantener un ambiente familiar saludable, sino también para su integración en la sociedad, pues les ayudará a alcanzar la autonomía en su vida adulta. Al enseñarles a mantener su espacio vital organizado estarás ayudando a su autoestima mostrándole que es capaz de resolver las cosas por sí mismo. Además, estarás reforzando su memoria a largo plazo; cuando convivimos en un espacio en donde reina el caos, encontrar las cosas se vuelve una tarea de suerte, en cambio cuando sabemos en dónde hemos puesto las cosas somos capaces de recordar en dónde está el objeto que buscamos.
Y, finalmente, le estarás enseñando a respetar el bien común gracias al orden, ya que entenderá la importancia de cuidar y mantener todo aquello que se encuentra en casa, un espacio que comparte con toda su familia.
¿Cómo empezar?
- Enseñar a ver el orden como un juego y no como un castigo. Si lo obligas a ordenar cuando ha hecho algo malo, empezará a relacionarlo con algo negativo, de este modo será muy complicado inculcar el hábito. Mejor, haz que sea divertido; coloca una cartulina o pizarra con sus tareas y vayan anotando juntos sus logros y progresos. Empieza poco a poco y de menos a más, las tareas más sencillas al principio y ve aumentando su complejidad y cantidad.
- Recompensar una buena actitud. Premiar sus logros es una buena idea para reforzar una conducta positiva, pueden ser pequeñas recompensas como su postre favorito, unos minutos más de juegos o de ordenador. Estas recompensas deben irse eliminando conforme las tareas sean interiorizadas, de modo que puedas premiar las nuevas.
- Definir juntos el lugar en donde va cada cosa. No trates de imponer tu criterio, no se trata de decirle cómo hacer las cosas, sino de ayudarle a entenderlas por si solo. Sí el prefiere tener sus juguetes en un cajón y los disfraces en el armario, permítelo mientras respete siempre el orden que ya ha sido establecido para cada objeto, de este modo estarás ayudándolo a tomar sus propias decisiones. Colocar pegatinas o etiquetas con el nombre de las cosas lo ayudará a recordar en donde tiene que colocarlas una vez que termine de usarlas.
- No ser perfeccionista. Recuerda ante todo que se trata de un niño, por lo que no esperes que de la noche a la mañana recuerde todas las actividades y las realice a la perfección. El nivel de exigencia debe ir aumentando conforme a sus logros.
- Enseñar a elegir. Algo muy importante es hacerlo consciente de que para tener orden hay que crear espacio y no acumular. Si bien es tarea de los padres la cantidad de juguetes, ropa y objetos que tienen sus hijos, es vital enseñarles a elegir los que prefieren y con cuáles pueden quedarse. Es importante que de vez en cuando te des un tiempo para sentarte con él y explicarle qué cosas siguen en buen estado, así como enseñarle que puede hacer con las que ya no quiere.
- Establecer rutinas. Si le enseñas a tus hijos a recoger sus juguetes después de jugar o que después de comer hay que lavar los platos, estarás a ayudando a que construyan una asociación mental en la que relacione rápidamente desorden con ordenar.
Si llegase a haber momentos en los que tu pequeño no hace caso y se niega a recoger, no desesperes, simplemente debemos recordarle que debe hacerlo e ignorar su mala conducta el tiempo que dure (por lo general cuando ven que no nos alteramos por ello, reaccionan y cumplen con lo establecido esperando nuestra posterior alegría o elogio). Si es necesario siempre formulando las freses desde lo positivo, puedes negarle la opción de hacer otra cosa hasta que cumpla con su deber. Ejemplo: Cuando hayas recogido podremos ir a la playa…
Por último, recuerda que la constancia y la paciencia serán tus mejores aliadas en este proceso; educar a tus hijos en el orden debe ser una tarea diaria en la que debes mantener una actitud positiva.