Nos encontramos viviendo una situación inusual. Definitivamente, vivir una pandemia no es algo para lo que podamos estar preparados, mucho menos si además de lidiar con las noticias sobre un virus que se propaga con rapidez, tenemos que abandonar nuestra rutina para permanecer en aislamiento durante un periodo de tiempo incierto.
Ahora mismo hemos pedido el control de lo que sabíamos que teníamos controlado, la incertidumbre es el primer sentimiento incómodo y el “cuando esto pase” es nuestra nueva forma de reconfortarnos, pero es justo en ese “cuando esto pase” que está la clave, sabemos que va a terminar, en algún punto este mal rato pasará y todos volveremos a salir a las calles, esperemos, con una gran nueva lección aprendida.
Pero, ¿qué hacemos mientras tanto?
La angustia, la desesperación, la ansiedad, el aburrimiento, la preocupación… todos estos sentimientos son totalmente normales en este momento, y no eres la única persona que está pasando por ellos. Es normal sentirse así, lo que no es normal es que dejemos que estos sentimientos nos dominen, pues podemos generar estados de desesperación todavía mayores. Y hay algo tan peligroso y que se propaga con la misma facilidad que un virus, el pánico.
Si bien tenemos el derecho de sentirnos tristes y preocupados por ratos, lo que no debemos permitir es que nuestro equilibrio mental y emocional se venga abajo, debemos enfocarnos en lo que sí podemos controlar: nuestros propios pensamientos y nuestra forma de afrontar las cosas.
¿Cómo podemos evitar los pensamientos negativos?
Racionalizando todo lo que sentimos y pensamos y darle un enfoque realista, por ejemplo, si existe un temor a contagiarnos debemos entender que sí, existe un riesgo latente, pero si seguimos todas las indicaciones el riesgo disminuye. No podemos hacer más que quedarnos en casa, lavarnos las manos y mantener una buena higiene tanto personal como en casa.
La falta de empleo es otro gran temor, y sí, la probabilidad también existe, pero es aquí donde debemos establecer prioridades. No somos los únicos que enfrentamos el temor a la pérdida de trabajo, pero esto solo podremos enfrentarlo cuando llegue el momento; debemos pensar que las autoridades establecerán procedimientos que ayuden a toda la sociedad, pero en este momento, la prioridad número uno es mantenernos a salvo. Tenemos comida, techo y estamos sanos (espero y deseo).
Cada pensamiento debe ir acompañado de una toma de consciencia real: ¿qué estoy sintiendo?, ¿por qué lo estoy sintiendo?, ¿cómo puedo controlarlo? Solo tú tienes las respuestas.
Recomendaciones para evitar los pensamientos negativos
Ahora bien, existen algunas otras cosas que podemos hacer para evitar estar pensando en todo lo malo que nos va a pasar durante la pandemia y todas estas cosas tiene que ver con lo que sí podemos hacer nosotros mismos con nuestro entorno y las cosas que nos rodean, esto nos ayudará a sentir un poco de control y no dejarnos invadir por el miedo.
- Da las gracias todos los días al levantarte. Toma conciencia de tu realidad y da las gracias por estar sano, por tener comida en el refrigerador, porque tu familia tiene buena salud, por todas las lecciones que estás aprendiendo, por tener más tiempo para hacer lo que antes no podías. Podrías estar mejor, bueno, eso siempre se puede, pero ahora mismo estás bien en donde tienes que estar.
- No veas las noticias todo el tiempo. Está bien informarse, pero el constante bombardeo sólo hace que nos sintamos más y más preocupados y con la impotencia de no poder hacer nada. Si te interesa saber qué está pasando, mira un rato las noticias, infórmate solo con fuentes oficiales y no hagas caso a todos los videos y noticias que recibes en redes sociales. Ten un comportamiento selectivo y espíritu crítico.
- Establece una nueva rutina dentro de casa. Quedarse tumbado todo el día promueve un estado emocional negativo. Tampoco se trata de apuntarte a todos los cursos, llevar a cambio todas las recetas de cocina que te han enviado o matarte haciendo ejercicio. La idea es tratar de crear un día equilibrado en donde tengas tiempo para hacer cosas como trabajar, cocinar, descansar, estar con la familia, casi como si fuera un día normal, porque es un día normal, solo que es diferente.
- Ordena tus espacios. Este punto es importante y no sólo porque yo lo diga, sino porque el desorden genera estrés y ansiedad, y si hay algo sobre lo que tenemos control ahora mismo es sobre cómo mantenemos el espacio en el que estamos las 24 horas del día.
- Mantener el contacto humano. Si estás con tu familia, aprovecha para charlar con todos, hablar de cosas triviales, e incluso invitarlos a conversar si se sienten mal, sobre todo con los niños. Si se está solo, fomentar las llamadas telefónicas, videollamadas o alguna forma de contacto con otras personas que puedan ayudarnos a sentirnos acompañados.
- Quitarse el pijama y ducharse. Un día está bien y es divertido, pero si ya vamos para los 30 días, la higiene e imagen es muy importante para mantenernos estables y con energía. Quedarnos en pijama nos da la sensación de no tener que hacer nada en todo el día y entonces viene la pereza, luego el aburrimiento y terminamos que esto nunca va a acabar y que vamos a morir enclaustrados. Mantenernos presentables, aun cuando estemos solos, es parte de sentirnos en un ambiente normal y motivados.
- Distracciones positivas. Está la opción de leer, hacer ejercicio, meditar, y muchas cosas que podemos hacer para distraernos, pero debe haber algo que dejaste de hacer y que te encanta: pintar, restaurar ese mueble que tenías abandonado, escribir ese diario que dejaste a la mitad… busca esas actividades que te encantan y en las que puedes descargar todo este cúmulo de emociones, eso que te ha costado tanto trabajo retomar. Pero no hablo de las cosas que tienes que hacer por obligación o por pasar el rato, sino esas que tanto te gustan y disfrútalas.
Si aun siguiendo este tipo de recomendaciones sientes que la situación te rebasa, no dudes en pedir ayuda profesional. La Confederación Salud Mental España cuenta con los siguientes datos de contacto para poder ayudar:
Teléfono: 91 507 92 48 y 672 370 187
Correo: informacion@consaludmental.org