Cada año que inicia tenemos la esperanza de que será mucho mejor que el anterior, pero para que esto sea verdaderamente cierto debemos recibirlo de la manera correcta, ¿cómo? Ordenadamente.
De nada servirá plantearnos nuevos propósitos, nuevas metas y sueños si no estamos dispuestos a hacer cambios, y la llegada de un año nuevo es siempre un gran momento para plantearnos renovar algún lugar de la casa, deshacernos de las cosas que ya no aportan brillo a nuestra vida, liberar espacio o colocar los objetos en un lugar mejor.
Por esto es muy importante dedicar un tiempo a ordenar y limpiar la casa antes de que llegue el 1 de enero, ya que comenzar el año con un hogar ordenado es un reflejo de cómo vemos nuestra vida actualmente y cómo proyectamos nuestro futuro.
Regalarnos un momento para ordenar antes de que acabe el año nos ayuda a:
- Aclarar la mente para ordenar nuestra vida en general.
- Tomar mejores decisiones respecto y de cara al futuro.
- Llevar a cabo más fácilmente los propósitos que nos planteamos.
- Recargaros de energía para sortear con éxito los obstáculos que puedan presentarse.
- Disfrutar más y mejor de las fiestas.
- Alimentar de manera positiva nuestro ánimo para alcanzar nuestros objetivos.
Por esto y muchas cosas más beneficiosas para ti y para tu entorno, te propongo las cosas esenciales que hay que hacer en casa para empezar el año de una manera ordenada.
- Ventila toda tu casa. Abre las cortinas, persianas y ventanas; deja que la luz y el aire purifiquen el ambiente de todas las habitaciones. Cuando lo hagas pídele al viento que se lleve consigo todo lo malo que pudiera haber en casa y te deje solo con lo bueno.
- Realiza una limpieza profunda. Quita el polvo de las estanterías, limpia todos aquellos rincones que normalmente dejas para después: entretechos, puertas, limpia los muebles, todo. Y mientras lo haces, visualiza como toda tu casa va quedando limpia y clara para que entren solo nuevas energías.
- Repara y pinta todo lo que haga falta. Esa pared que se quedó con la pintura a la mitad o el enchufe que no sirve, manillas, llaves, bombillas; lo que sea que tengas que reparar, hazlo, piensa que si no lo haces antes de que acabe el año ya nunca lo harás y pasarás otros 365 días con el alambre del foco fuera del techo y sin funcionar. Ver tu casa en buen estado te dará ánimos para reparar otras cosas más adelante.
- Deshazte de las cosas viejas y/o rotas. Esa taza que reparaste con pegamento, el pendiente del que ya nunca encontraste el par e incluso los libros que ya leíste, es tiempo de dejarlos ir. Recuerda que al deshacerte de cosas viejas estás haciendo espacio para que algo nuevo llegue a tu vida.
- Deshazte de objetos innecesarios y pasados de moda. Puede que esté en buen estado, pero ese jarrón que te regalaron hace dos cumpleaños ni te gusta ni va con la decoración, ¿qué tal que mejor lo donas? Elimina todos los objetos que alguna vez cumplieron una función, pero que, con el paso del tiempo, simplemente, han ido perdiendo su encanto.
- Paga deudas y facturas. Esto también entra, pues es importante zanjar todo aquello que se pueda quedar pendiente en nuestra vida. Saldadas las cuentas, nos sentiremos mucho más liberado@s y tranquil@s.
- Ordena toda la casa. Ahora que has limpiado, ventilado, has depurado, has reparado e hecho espacio, es buena idea poner cada cosa en su sitio. ¡Incluso puedes pensar en redecorar! La idea es que lo hagas con conciencia, dotando a cada espacio de los objetos realmente necesarios y útiles en la vida de cada una de las personas que habitan en ese hogar. Reserva una caja para todas aquellas cosas que sigan “sobrando” mientras vas ordenando, nunca sabes qué te vas a encontrar debajo de la cama.
Puede que seas o no susperticios@, pero recibir el año con una casa ordenada, más allá de un ritual de magia, es un ritual de bienestar. Al ordenar nuestro hogar, nos estamos preparando para recibir el año con serenidad y libres de ataduras. Ordenar, limpiar y deshacernos de lo viejo hará que nos sintamos más felices y tranquilos, y estemos mejor preparados para recibir todo lo bueno que está por llegar.