En Orden Studio hemos sido muy reiterativos en la importancia del orden no solo con nuestros espacios, sino también con nuestro medio ambiente pues el orden sostenible es parte fundamental para llevar una vida en armonía, sin embargo, como en todo, los extremos pueden ser negativos.

Debido a la pandemia se ha producido un cambio de consciencia en el que sabemos lo importante que es ser más cuidadosos con nuestros hábitos de consumo, al mismo tiempo nos hemos hecho más conscientes de todos los fenómenos naturales que se han suscitado y de los cuales somos indirectamente responsables. 

Esta toma de conciencia ha llevado a muchas personas a cambiar su forma de vida reduciendo su consumo de plástico, reciclando, reutilizando y haciendo todo lo posible por contribuir a una mejora de las circunstancias.

No obstante, esta preocupación por querer hacerlo mejor también ha generado angustia en muchas personas, tanto que aumenta según vayan ocurriendo más fenómenos naturales sobre los cuales no tenemos control. A esta angustia o miedo generado por la preocupación por el medio ambiente se le ha denominado ecoansiedad.

¿Qué es la ecoansiedad?

 La American Psychology Association (APA) describe la ecoansiedad como “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones”.

Aunque es un término evidentemente nuevo y no hay datos acerca de la cantidad de población que sufre este reciente mal, los expertos afirman que a medida que los problemas relacionados con el clima crezcan, también aumentará el número de personas que experimenten ecoansiedad. 

Cómo afecta la ecoansiedad a las personas

La ecoansiedad no se manifiesta de la misma manera en todas las personas, pero en general provoca una sensación de angustia y pensamientos catastróficos ante lo que pueda suceder debido a la emergencia climática.

Entre los síntomas se encuentran cuadros ligeros de ansiedad, estrés, alteraciones del sueño, nerviosismo y un fuerte sentimiento de culpa.

En los casos más graves, la ecoansiedad puede provocar sensación de ahogo o, incluso, depresión. Entre este último grupo, es bastante común que las personas expresen un fuerte sentimiento de culpa por la situación del planeta, que puede agravarse, en el caso de tener hijos, al pensar en su futuro.

No eres tú, somos todos

Si bien consumir productos locales, separar la basura, minimizar el uso de plástico y el transporte son acciones realmente útiles, es importante saber y reconocer que para que se produzca un verdadero cambio, éste tiene que ser colectivo. 

De acuerdo con la Irene Baños, periodista ambiental y autora del libro “Ecoansias”, nuestra angustia puede minimizarse si pensamos que el cambio climático es un problema global que emana de la forma de funcionar de nuestra sociedad, no de una sola persona.

Es decir, el cambio climático no es sólo TU responsabilidad, sino la de todos y con todos se refiere también a las grandes industrias y marcas que necesitan cambiar sus sistemas de producción para que haya un cambio realmente significativo.

“Las acciones individuales no son suficientes para frenar el ritmo al que avanza la crisis climática y ecológica, pero son la semilla para que den fruto los cambios a gran escala que necesitamos”.

Recomendaciones para no sufrir ecoansiedad

Si de algún modo te has visto afectadx por las situaciones que nos rodean actualmente, lo más importante es entrar en calma y volcar nuestros esfuerzos en aquello sobre lo que sí tenemos control. 

  1. Ante todo, infórmate. Evita estar viendo noticias todo el tiempo sobre las catástrofes naturales, mejor localiza información de fuentes fiables que te ayuden a conocer y entender realmente el problema para saber cuál es la mejor forma de ayudar. De este modo evitas también la desinformación y ayudas a concienciar a otros.
  2. Apuesta por un consumo responsable basado en la reducción del consumo de cosas, desde el plástico hasta la ropa y transmítelo no solo a tu familia o a las personas con las que vives, sino a tus vecinos y grupos de tu localidad.
  3. No te agobies ni intentes hacer todo a la primera. Lo importante es realizar cambios que lleguen para quedarse y que se incorporen en tu rutina desde el convencimiento.
  4. El Climate Reality Project y la Asociación Estadounidense de Psicología afirman que una buena manera para empezar a luchar contra la ecoansiedad es admitir que el mundo está cambiando y hablar de ello con tu círculo más cercano. La crisis climática no se puede resolver de manera individual y, por ello, lo mejor es unirse a algún grupo de activistas con quienes compartir nuestra preocupación.
  5. Si ya has implementado hábitos de orden sostenible continua tu camino tratando de contagiar a otros de tu espíritu de cambio, recuerda, cuantos más seamos, más ayudamos.
  6. Otra buena manera de reducir la angustia es colaborando con asociaciones locales o globales de manera voluntaria o económica para frenar las acciones que afectan a la Tierra. El trabajo colaborativo siempre nos ayuda a mantener la mente ocupada y positiva. 
  7. Evita juzgar a las personas que no piensan como tú y mejor concéntrate en mejorar tus hábitos. Enfrascarte en discusiones solo hará que avives la angustia y te sientas menos acompañadx y comprendidx.

No olvides que una mente positiva nos ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva; algo bueno de todo esto es que mucha gente ha despertado y estamos cada vez más dispuestos a hacer un cambio, así que antes de sentarte a pensar que el mundo se va a acabar, piensa en lo mucho que puedes hacer en tu presente para cambiar las cosas.