Estás leyendo bien, no hablo de animales, estamos hablando de alimentos en peligro de extinción. ¿Sabías que esto existe y es un problema real y grave en la actualidad? 

Los alimentos en peligro de extinción son aquellos que están en riesgo de desaparecer debido a factores como la degradación del hábitat, la sobreexplotación, el cambio climático, la urbanización, la contaminación, la competencia con la agricultura industrial, entre otros. 

El calentamiento global es uno de los principales factores de riesgo, ya que el aumento de las temperaturas restringe y dificulta el cultivo de plantas que necesitan ciertas condiciones para su desarrollo y, por otra parte, disminuye las posibilidades de supervivencia de ciertas especies especialmente sensibles a los cambios de temperatura. 

Asimismo, el consumo exagerado, la sobrepesca, las sequías, las inundaciones y otros cambios de la naturaleza provocados por el cambio climático, también contribuyen al poco prometedor futuro de diferentes alimentos.

Estos alimentos pueden ser plantas, animales, frutas, semillas, granos, entre otros. La pérdida de estos alimentos puede tener consecuencias graves para la biodiversidad, la economía local y la seguridad alimentaria en las comunidades que dependen de ellos. 

¿Cuáles son estos alimentos?

Lamentablemente ya hay una larga lista de alimentos que están en peligro de extinción debido a los factores que te comento, y eso sucede en todo el mundo. Algunos ejemplos incluyen:

  • La miel es quizá uno de los alimentos que más peligro corre, esto como consecuencia del empleo de productos tóxicos por parte de la agricultura industrial, el impacto sobre los hábitats o los efectos del cambio climático, la población de abejas está disminuyendo en todo el mundo.
  • El arroz de agua dulce, que se cultiva en zonas de humedales y está siendo afectado por la urbanización y la contaminación.
  • El bacalao y el atún rojo, que se han sobrepescado en todo el mundo y han sufrido una drástica reducción en su población.
  • El queso de cabra, que se produce a partir de leche de cabra y está en peligro debido a la disminución de la población de cabras y la competencia con la industria láctea.
  • El cacao y el café. De acuerdo con el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), en países tropicales y otros como Ghana y Costa de Marfil, las temperaturas aumentarán en más de 2 ºC para 2050. De este modo, el cambio climático afectará a la producción de ambos alimentos.

Otros productos como el plátano, las uvas necesarias para la elaboración de otros alimentos como el vino o el vinagre, el aceite de oliva, algunas variedades de tomate, la patata morada, el melón, las habas, los mejillones y la lista sigue aumentando.

No se trata de una exageración ni de algo que va a suceder dentro de 20 años, es algo que sucede ahora y que, de no poner un alto, puede crear una reacción en cadena que afecta al mundo animal, a los ecosistemas y, por consecuencia, a la vida.

Es importante tomar medidas para proteger estos alimentos y asegurar su supervivencia a largo plazo mediante la conservación de hábitats, la regulación de la pesca y la agricultura sostenible.

¿Cómo puedes ayudar?

Es muy cierto que estos daños son mayormente causados por las cadenas de fabricación industrial. Sin embargo, la industria responde a la demanda de las personas, por lo que si comenzamos a hacer cambios (por mínimos que sean) podemos contribuir a la preservación de los alimentos y de otras especies en peligro de extinción.

¿Qué podemos hacer desde el lugar que ocupamos en esta cadena? Te propongo algunas ideas:

  • Planifica tu menú semanal. Ten en cuenta cuántos comensales sois en cada comida y lo que realmente consume cada uno.
  • Evita el desperdicio de alimentos. La lista de la compra nos ayuda a lleva run control de aquello que ya tenemos en casa y así no compramos cosas repetidas o cosas que no vamos a consumir.
  • Practica la cocina de aprovechamiento. Conoce recetas que permiten aprovechar todos los alimentos que tenemos en casa, esto no solo ayuda al planeta; también le ayuda a tu bolsillo.
  • Ajústate a una lista de la compra. No caigas en la tentación de ofertas llamativas en productos frescos y pregúntate si verdaderamente vas a usarlos antes de que se estropee.
  • Camina más al supermercado. Evitas el uso del coche y, además, al no poder cargar mucho, llevas menos cosas y utilizas menos bolsas. Evitas las compras por impulso.

Es importante que asumamos que nuestro impacto influye considerablemente en el calentamiento global. Si los aviones, sí los autobuses, sí las fábricas, pero también nosotros somos parte del consumo excesivo y que está llevando al planeta a un estado de alarma.

Te recomiendo hacer una revisión de tus hábitos diarios; quizá creas que cambiar una bombilla normal por una de led, no haga mucha diferencia, pero si sumamos el esfuerzo de quienes lo hacemos, tendremos mucho mejores resultados. 

Revisa atentamente el tipo de vida que practicas. ¿Reciclas en casa?, ¿usas tu coche para actividades innecesarias?, ¿compruebas el gasto energético de tu vivienda?

Cada pequeña acción cuenta.